Llegará el día

... Solo por la leve sospecha, por la melancólica, nostálgica, absurda e invencible esperanza de que despiertes un día, y decidas adornar mis letras con la magia de tu triste mirada...
Solo por eso, solo para eso, como todo, como siempre, estoy aquí...

miércoles, 29 de abril de 2009

Capítulo I

Mis ojos gritaban, mi boca solo dijo hola

Hola dije, no pudimos, mis oído aguzado y yo, escuchar respuesta alguna, salvo la que se podía, no sin esfuerzo de concentración, leer claramente en sus ojitos lindos, y que en castellano podría traducirse como un elegante "cállate imbécil!".

Sobra decir que no nos resignamos, pues mis ojos estaban convencidos de que detrás de esas letras que fueron contundentes, había algo diferente, algo como levemente esperanzador, algo que sugería volver a intentarlo. A lo mejor, eso de mi signo y su atribuida terquedad entraban en juego en ese momento, a lo mejor. Lo cierto es que no me di por enterado de ese primer desplante en vivo y en directo y me convencí de que esa niña tan linda y aparentemente interesante, estaba loquita por mi y mis encantos infantiles de pretendidas y mal entendidas adulteces, si es que se me permite la palabra.

Vale aclarar, por si alguien llega a leer esto y empieza, no sin razones, a ver en mi, a un don Juan pedante y sobradón, que esta historia es totalmente mentira, que si algo tiene de verdad no serán los detalles o a lo mejor, y valga aclararlo también, puede ser que lo único verdadero sean justamente los detalles, no se, en fin, puede ser que intentar aclarar algo, cuando todo es brumoso, incluso dentro de mi cabeza sea inútil, y la mentada aclaración debería llamarse oscuración, o algo así. 

Lo que iba a decir, antes de dejar que mi habitual torpeza a la hora de hablar hablara, era que cuando hablo de esa niña, no lo hago de forma simbólica, pues ella contaba con tiernos doce años, a punto de convertirse en trece, o sea, en esa edad en la que las mujeres empiezan esa serie de cambios en su cuerpo y seguramente en su mente. Ese cambio que cuando niños escuchábamos estupefactos, si es que alguien nos hablaba de ello, porque se parecía a la narración de una transformación muy al estilo de lo que le pasa al personaje de "La Metamorfosis" de Kafka, o mejor, para ser más "gráficos", a la transformación que sufre el actor de la película "La mosca", o para ser más moderno podemos remitirnos a la transformación de Mistique (no importa cómo se escribe) en los X men, que toma cualquier forma humana en un santiamén (por cierto, qué diablos quiere decir santiamén, o sea, todos sabemos que quiere decir algo como inmediatamente, este rato!!!, pero ¿porqué quiere decir eso?), tal como decía mi madre cuando había que hacer algo sin "chistar", en fin, y ahora que lo pienso, hay muchos personajes que exhiben esas dotes o que son castigados con ese martirio de transformar su cuerpo, como Hulk, que evidentemente sufre cada vez que le sucede. 

Bueno, basta de comics que yo hablo de la vida real, y decía que mi idea del crecimiento de las mujeres, o el proceso que inicia con su primera menstruación que se supone deja atrás la niñez, y que termina con una mujer hecha y derecha al paso de pocos segundos, mi concepto de ese proceso, decía, tenía muchas ideas un poco mediáticas y siempre estaba esperando escuchar los crujidos que delataran que a una de las otrora niñitas que estaban cerca mío, se le estaba "ensanchando las caderas", o (ni quiero imaginarlo, porque casi me sonrojo)la evidencia irrefutable de que el pecho, casi siempre igual al de uno de los niños como yo, de pronto le crecía, pero todo en ese mismo momento, en un santiamén en definitiva.

Decía que yo hablaba de una niña linda, porque Daniela era justo eso, una niña, y claro, era linda, muy linda, y cuando hablo de mis encantos infantiles de pretendidas y mal entendidas adulteces, quiero decir que yo también era un niño, algo mayor que ella, es verdad, o sea, para el tiempo que estoy contando, no será posible, ni haciendo mucho silencio, que de todos modos, sabemos que en la ciudad es ya una utopía, no será posible decía, escuchar como mi nuez de adán aparece de repente, o sea, ya pasé por ese "cambio" y mi voz no era ya, tan graciosa como unos años antes de esta historia, sin embargo, y ahora lo se mejor que nunca, yo era,  definitivamente un niño aun.

 Yo también era un niño, confundido como todos, curioso como todos, muy enamoradizo, no se si como todos, pero extremadamente enamoradizo, es decir, y para no alargarles el cuento, creía que me estaba enamorando de Daniela y de sus ojos niños, y de sus caderas ensanchándose, y de su pecho tierno y creciendo en un santiamén y de su cara llena de granitos rojizos, y de sus cejas sin depilar, y de su cara sin maquillaje, y de sus manos sin uñas largas, y de sus uñas sin esmalte de uñas largas como las mujeres, y de su forma tan niña de hacer las cosas, de vestirse, de caminar, de hablar, de reír, sobretodo me gustaba su risa de niña, sin vergüenza.

¿Porqué dije que tenía encantos?, pues bien, un poco para decirles que no era ninguno de esos niños que son feos de nacimiento, de esos que hasta los amigos se los hacen saber, no era uno de esos niños, además, en mi fuero interno, de verdad que yo me sentía uno de los guapos, debo confesar que en este caso, guapo era en el sentido argentino del término, o sea, el equivalente a nuestro "arrecho", que suena mucho más apropiado, de verdad me sentía mucho más arrecho, en el sentido de macho, de valiente, que en el sentido de libidinoso, y me sentía guapo en el sentido argentino, más que en el sentido de lindo, de bonito, sin embargo, y repito, me sabía atractivo, y recalco tanto esto porque en estos años, cuando Daniela y yo no llegábamos a los quince años, eso del físico como que cuenta mucho.

En el caso de quien les habla, no era muy importante, porque era mi Daniela, es decir, las demás mujeres si debían "pasar" ciertos parámetros físicos para gustarme, por ejemplo, nunca me gustaron especialmente las rubias, como si a mi hermano, el que siempre me llevaba a sus "cosas de hombres" como si yo fuera un niño que desea desesperadamente vivir esas cosas (lo que el no supo es que yo no quería ir, pero no era capaz de decirlo, ni de pedir ayuda, ni de negarme). Ella, Daniela siempre estuvo por encima de cualquier consideración física, y cuidado amable lector, no quiero decir que ella no fuera linda, o que solo mis ojos enamorados la miraran linda, más bien, creo que ella era de verdad la más linda de todas las niñas que miré en mi vida, lo que quiero decir es que Danielita corría en un andarivel distinto, en otra categoría.

Seré gráfico de nuevo: La selección de Brasil de fútbol no puede competir contra, no se, el Barcelona de España (por estar de moda, con Messi y su juego). No me corresponde a mi decir si el Barcelona es mejor equipo o si en un hipotético partido la selección brasileña ganaría, porque sencillamente las selecciones de un país, no se enfrentan a los clubes profesionales, entonces, mi Danielita siempre fue la selección nacional, mientras que las demás, todas las demás, así fueran tan buenas como el Barcelona de España, se mantenían siendo clubes, no selecciones. No había un punto de comparación.

Perdonen el ejemplo futbolero, pero de eso conozco un poco y puedo hablar. Hola dije, y ella me "respondió" con insultos desde sus ojitos, que sin embargo escondían su infinito amor hacia mi, bien oculto por cierto, pues ni ella sabía que me amaba tanto, ... No sabías Daniela mia, que me amabas tanto todavía... 

Bien, hasta aquí llegaré en este día, no porque no tenga más que decir, sino porque por una parte ya me cansé de escribir (no saben lo que es andar a la cacería de las letras, y con un solo dedo de cada mano, especialmente cuando aparecen letras como la F, o la U, que se esconden, parece que cambiaran de lugar con sus vecinas y hacen difícil eso de escribir es estos aparatejos) y por otra parte, porque debo salir a seguir desandando mis pasos, encontrando mi historia, claro, para volver por acá a contarla, lo más fielmente posible por supuesto, pero lleno de esas mentiras que hacen que la vida sea real.

Saludos

martes, 28 de abril de 2009

Antes del capítulo 1

Estas palabras solamente son para comprobar si es que este arduo proceso de creación del blog ha surtido el efecto deseado. No querría yo, y seguramente nadie que por su desgracia termine en este lugar, perdiendo su valioso tiempo, que además de todo lo que hubo que hacer-deshacer, ahora resulte que fue inútil. Bueno, con el tiempo uno se da cuenta de que casi todo lo que se hace es inútil de todos modos... 

Decía que no querrían ustedes tampoco, pues si normalmente leerme será no solo aburrido y amargante, si se me permite la palabra, imaginen si es que vengo a escribir luego de amargarme más por no haber podido dejar un poco de mi en este espacio luego de haberlo intentado con algún esmero, merecedor de buen destino...

Si es que, en efecto, como espero que suceda y como lo hemos comprobado, ustedes también esperarían, resultara que estas letras terminen donde deben terminar, o sea, en el mismísimo blog (que fea palabra es esa, no se ustedes, pero a mi me suena a algo muy distinto a lo que en realidad es), si es que termina todo esto en el blog, decía, creo que lo dejaré ahí, no solo para demostrarme cada vez que vuelva por aquí, que "si se puede", y que la tecnología no será otra de las cosas humanas que se burlan de mi inutilidad, sino porque por último, se me da la gana, y mientas en el país el jorge ortiz siga defendiendo la sagrada libertad de expresión, yo la ejerceré, no sin desear, muchas veces al día, que el mismo jorge ortiz ejerza su sagrada libertad de callarse, "por el amor de dios", pero que no sea "aparentemente" a la fuerza, como le sucedió al otro nuestro defensor.

Perdonen, en el párrafo anterior estuve a punto de "caer a puñetes" a quien se cruzara por mi pacífico camino, a lo mejor la forma de escribir haya hecho evidente esa pequeña muestra de frustración con todo y por todo, no se, si es así, mil disculpas, sino, pues nada, no me hagan caso.

Bueno, creo que no debería empezar a hablar de otros temas que no sea el que me hizo escribir estas inútiles líneas (en este momento estoy casi seguro de que no acertaré en mi complicada elección de botones -"links"-que llevarán estas palabras a ser leídas un día.) porque no solo amargaré a algún despistado o despistada, sino que yo mismo empezaré a putear como fernando vallejo en la primera hoja de "la puta de babilonia", como un loco, como diría el insoportable bonafont: "como epiléptico con cuchillo"... (recalco las comillas, por el amor de dios y de la amiga literatura)

Voy me, decía un amigo, cuando al final, después de todo quería que alguien le dijera que se quedara un momento más, y sonreía, al comprobar, como cada vez, que tras las sonrisas de todos, no había palabras que lo invitaran a quedarse, ni de chiste... 

Suerte, (es más un deseo para mi mismo) y hasta la próxima.