Llegará el día

... Solo por la leve sospecha, por la melancólica, nostálgica, absurda e invencible esperanza de que despiertes un día, y decidas adornar mis letras con la magia de tu triste mirada...
Solo por eso, solo para eso, como todo, como siempre, estoy aquí...

jueves, 6 de agosto de 2009

Capítulo V


Recuerdo que ofrecía, Danielita mia, hablarte, recordarte, vivir contigo en tu silencio absurdo, el día ese de tu primer beso, de la forma en que tus labios temblorosos se juntaron con los míos ansiosos, pero no se si pueda hacerlo, no se si consiga dejar de pensar en muchas cosas que alejan de mi las imágenes de esos días en que tus ojitos se mantenían abiertos siempre, para soñar conmigo aunque no durmieras conmigo, para soñar conmigo aunque conmigo no estuvieras...

Me contaste que después de besarnos, entraste a toda velocidad a tu cuarto, y te sentaste frente al espejo, y miraste dentro de tus ojos, y sin creerlo del todo, te parecía encontrar emoción y alegría en ellos, y te daba vergüenza, no podías olvidar que no pudiste aguantar tu respiración tanto tiempo como mis ansias por devorar tu frescura parecían exigir... "tonto, yo no sabía que había que respirar por la nariz..." me dijiste después, años más tarde mientras al oírte mirándote, mi cuerpo entero, con mi alma toda, con mi vida íntegra, todos, nos moríamos de amor...

Es que Danielita, cada vez te siento menos mía, más lejana, casi como si estuvieras cambiando, ahí, recostada, los ojos cerrados, impenetrables, como cerrados para siempre (nunca creí en parasiempres, excepto el nuestro)... Y empiezo a sentir que el que cambia soy yo, que el que se debilita soy yo, que ya no se si es bueno para ti, eso de esperarte, eso de quedarme así, discreto, "quietecito " hasta que decidas mirarme de nuevo... No!, nada tiene que ver con que el amor se me haya acabado, no es nada de eso, más bien siento que eso aumenta, crece dentro de mi, pero cada vez siento más inútil todo, cualquier cosa, como si tus ojos se cerraran con mayor decisión a cada intento mío por abrirlos, incluso si es que consideramos intento, quedarme mirándote en silencio y sin que nadie se de cuenta de ello...

Y te besaba de nuevo, cada vez que me recordabas ese día, cada vez que mi mente iba dibujando, con la ayuda de tus palabras, cómo había sido ese beso, ese primer beso de tus labios, ese primer acercamiento, cuando intentaste aguantar la respiración, seguramente muy sorprendida de esos besos larguísimos de la TV... Fueron detalles como ese, los que hicieron que tu amor, ese amor de niña entrara en mi... Detalles como ese que mis ojos cerrados guardan por siempre...

Mi amor, despierta... Déjame besarte aguantando mi respiración, déjame besar tu infinita ternura y correr a mirar en un espejo cómo se ve la alegría de los ojos, deja que mis manos te recorran la carita, te adivinen de nuevo en cada centímetro, deja que mi respiración cerca de tu espalda converse con tu alma, deja que te abrace, solo deja que te abrace...

Y luego, cómo habrás pasado momentos de vergüenza, al tratar de decirme que no sabías cómo se hacía para besar, y yo, en mi torpe arrogancia, cómo habré hecho para enseñarte, y cómo habrá sido que terminé aprendiendo de tus besos después, cómo habrá sido que me enseñaste a besar con el alma, como nunca antes lo había hecho, desde adentro, hablando, gritando con el silencioso y suave caminar de mi lengua por tus labios, buscando tu lengua indecisa, cómo será que tuviste que ser tu, niña de ojitos cerrados ahora, quien me enseñó a abrazar con los besos, a querer con los besos, a hablar así, en silencio, con suspiros, con respiraciones, con movimientos, con los ojos cerrados, y yo, torpe como el que más, cómo será que aprendí, y cómo será que luego, casi olvidando todo esto, te besaba instintivamente, como si hubiera nacido sabiéndolo, y nunca te lo dije amor, tu me enseñaste a besar, tu fuiste quien me entregó la forma de hablar así contigo, fuiste tu, así, con los ojos cerrados para sentir más...

Y ahora, tus ojos cerrados no me hablan, no me hablan ya...
No se si pueda hablarte de ese beso primero Danielita, no se... Es que tengo dolor, tengo rabia, tengo decepción, tengo angustia, no quiero resignarme a nada, no quiero aceptar nada, no quiero recibir la bendición del tiempo que lo cura todo, no quiero esperar nada, no quiero dejar nada, no quiero pasar nada, no quiero buscar, cambiar, re-pensar, mejorar nada; te quiero a ti, te quiero conmigo, quiero mirar tus lágrimas tímidas y tu sonrisa al saberte casi llorando con alguna escena de alguna película, quiero reír contigo cuando te des cuenta que estoy igual y que mis lágrimas solo esperan ver caer las tuyas para llenarse de libertad, quiero verte mirándome, quiero mirarme en tus ojos abiertos, quiero sentir cómo me guardas en ellos cuando los cierras, quiero sentirte temblar cuando te hable cerca del oído, quiero revivir tu carcajada, quiero entrelazar mis dedos con los tuyos, y sentir que como raíces me crecen y abrazan, se alimentan, quiero abrazar tu delgadez y sentirme fuerte, quiero saberte protegida conmigo, quiero mirarte contenta, quiero devolverte la esperanza, quiero devolverme la esperanza...

No diré nada más por ahora, no vale la pena... Intentaré entrar en tus sueños de nuevo, y ya veremos mañana que sucede... Como dije alguna vez, a lo mejor la vida me dio muchos años de alegría, y ahora, por simple lógica matemática, me toca vivir y compensar lo bien-vivido...
Odio decirlo, pero "el tiempo lo dirá"...




sábado, 1 de agosto de 2009

Nada que decir...

No tengo nada... Nada. Esta vez, Danielia mia, quiero que el castellano de la traducción de esta escena diga lo que siento... En algún lado leí que el dolor se dice callando... Solo copiaré para tus ojitos cerrados lo que dice Atilio el poeta al viejo médico que no recuerda cómo hacer glicerina...
Léelo con atención, y espero que si tienes preguntas, me las hagas con total confianza, como siempre...


"Señor, necesito esa glicerina. Ya sé que lo sabe, pero si no la consigue, MI AMOR se morirá, y si se muere...... para mi toda esta puesta en escena del mundo que gira y gira, pueden desmontarlo y llevárselo. Pueden desclavarlo todo, enrollar el cielo y cargarlo en un camión, y luego pueden apagar esa luz preciosa del sol que me gusta tanto tanto... ¿sabe por qué me gusta tanto? Porque ella me gusta iluminada por la luz del sol, tanto... Se lo pueden llevar todo... alfombras, las columnas, palacios, la arena, el viento, las ranas, las sandías maduras, el granizo, las siete de la tarde, mayo, junio, julio, la albahaca, las abejas, el mar, los calabacines, los calabacines... Encuéntreme la glicerina... encuéntremela, encuéntremela... "

Roberto Benigni en El tigre y la nieve...