Llegará el día

... Solo por la leve sospecha, por la melancólica, nostálgica, absurda e invencible esperanza de que despiertes un día, y decidas adornar mis letras con la magia de tu triste mirada...
Solo por eso, solo para eso, como todo, como siempre, estoy aquí...

sábado, 11 de junio de 2011

Continuación de algún capítulo

De sueños, dormido y despierto


Lo último que recuerdo es haber besado tu cuello desde atrás, y tu sonrisa entreabierta, y tus manos buscando mi cabeza para acariciar, lo que recuerdo de mi sueño es tu sonrisa otra vez, tu suave sonrisa de niña, y esa forma mágica de volverte chinita por segundos y esa marquita en tu nariz, y ese lunar en tu labio inferior, hacia el lado derecho... Lo recuerdo como si pudiera cantarlo al cerrar mis ojos, aún me tiemblan las manos, aún mi voz pretende esconderse del temblor que produjo tu imagen. No se si me desperté feliz o angustiado, pensando que te pudo pasar algo y que el sueño vino a advertírmelo, o si me desperté triste y resignado otra vez, a mirarte dormida, solo dormida, solo de ojos cerrados a la vida; si es eso, podría explicar lo mojada que sentía mi almohada, sino, pues puede haber sido mi sudor, siempre listo a auxiliarme de las noches cálidas.

Estaba contándote de ese día en que me miraste sonriendo, y que yo no sabía si te burlabas de mi patética "pose" (agachado amarrando un cordón que yacía evidentemente amarrado) o si sentiste el amor que desde el fondo de tu alma te gritaba "sonríe"... En fin, lo importante era, y en todo un capítulo anterior intenté decírtelo, pero ya sabes, nunca fui bueno para hablar directo, siempre anduve con rodeos, siempre quería adornarte las palabras para que las escuches llenas de luz, y así me pasé todo el capítulo III intentando contarte el huracán, la tormenta de sensaciones que dejaron en mis ojos tu mirada niña, espero haberlo logrado al final, pues este capítulo pretende continuar con la historia sin detenerse demasiado en detalles pasados... Decía pues que lo importante era que entiendas cuánto cambió el mundo para mi desde ese tiempo, que ya no puedo hablar solo de un día, pues la suma de días que me llevaban de la mano por este nuevo rumbo del que te hablaré, hace imposible que yo reduzca todo a un solo día, a un solo momento... 

Nuestros momentos "juntos" seguían sucediéndose, continuaba la vida regalándome migajas de tu amor, siguió la vida jugando un poco con mi poca paciencia y desesperación por sentirte mia como yo sabía que eras, y como yo quería que lo supieras, para que dejes de ser la niña más linda del mundo que me amaba como nadie pero que aun no lo sabía.

Nuestra historia Danielita mía, tiene mucho de eso, mucho de sueños soñados en días de ojos abiertos, por ejemplo recuerdo el día que, después de varios años del encuentro en el que amarraba inútilmente mi zapato, apareciste tu, con tu amiga D., mi novia de ese momento, lo recuerdas amor?, recuerdas cuantas veces sentiste rabia por cómo te miraba mi descaro?, y cuántas veces volvías a buscar mis ojos, aunque sea para volver a sentir rabia?, recuerdas las veces que mirándote sonreía?, o las veces que soneía al adivinarte mirándome?

Te contaba, mucho tiempo atrás sobre la vez que me miraste y me dejaste como desnudo en plena calle, agachado, en cuclillas sosteniendo el cordón del zapato equivocado. y vuelvo a ese detalle solo pare hablar de los detalles que fueron haciendo mágica y única (¿acaso hay una relación que no sea única?) nuestros días juntos, las cosas que nos hicieron tener nua relación que yo me enorgullecía de llamar diferente, y de las cosas que me hacían, con un alta dosis de egocentrismo, peensar que amor, lo que se llama amor o lo que debe llamarse amor era únicamente lo que tu sentías por mi y lo que yo sentía por ti, y claro, mucho de eso debe haber ayudado a que yo no pensara nunca en la posibilidad de que esto que nos unía llegue a terminar.

Es que Danielita bella, o bella durmiente, Daniela que no despiertas, es que, decía, esto no debía terminar, esto debía erguirse luego de muchos años y gritar al mundo que si era posible, debía permitir que el amor infle su pecho, cursi y orgulloso para proclamar a los cuatro vientos que es real, que si existe, en vez de dejarme con esta certeza de lo contrario.

Pocos días después del bochornoso momento del zapato desamarrado y de tu mirada casi piadosa, como si hubieras notado la verguenza que me vestia, sucedió que me hablaste. eso debía ser el fin del mundo, nadie nunca ha merecido una alegría mayor ni sentirla como un chirlazo inmenso, interminable. No importa que tus palabras hayan venido vestidas de desdén, no importa que tu pregunta haya parecido poco amorosa (luego aprenderíamos a darles tono de amor a todas las palabras, incluso a las que parecen groseras), no importa decía lo que parecieron esas palabras, más que nada porque la mirada tuya se mantuvo dentro de mis ojos durante el tiempo que me hablaste. "¿por qué me sigues?" dijiste, y escondías los agradecimientos por la compañía, por la guardianía, por luchar contra todos los enemigos con tal de dejarte sana y salva en la escuela, siempre casi atrasada, pero sana y salva, por qué me sigues, le voy a avisar a mi papá... Y yo, aplastado por el amor, inmóvil y enamorado de tus ojitos, estatua a punto de explotar de tanta dicha, no dije nada, ensayé una sonrisa casi de súplica, no se si pidiendo dejar la vida ahí mismo o rogando que el tiempo se detenga. recibí como respuesta nua mueca, que para mi fue una media sonrisa completamente de amor, por supuesto, no podía ser otra cosa mi Danielita sonriente y no resistí más, bajé la mirada, me llené de suelo, como para sentir que lo de volar era solo una sensación, y temblaba al volver la vista hacia tus ojitos que estarían esperando para seguirme diciendo amores... No pasó eso, en realidad habias reanudado tu marcha diaria dejando la estela del amor por mi, representado en ese entonces en la forma de un borrador "de queso" sucio y pequeño que seguramente llevabas guardado en el mini blsillo de tu falda y al sacar dinero (siempre buscando qué comer) lo dejaste caer, con la absoluta intención de que yo lo recogiera y tuviera un pretexto para buscarte, siempre.

No se qué pasó con ese borrador, creo que no te lo entregué, siempre reuní fetiches sentimentales y a lo mejor aun lo tengo por ahí, escondido del tiempo y de la vida. Tengo en mente la imagen de ese niño, agarrado el borrador en clase, sin querer yusarlo para nada, sin querer guardarlo en ninguna parte que no sea su mano derecha, sin querer nada más que llegar a su casa y guardarlo. ese niño que mira y mira el borrador, queriendo encontrar alguna clave, algún mapa, alguna pista de cómo hacer, de qué hacer para estar contigo Danielita esquiva. Me gané nu par de llamados de atención por distraido, con dosis extras de risas cuando mi profesora, quizá ignorante de que tenía poderes para ver "más allá de lo evidente" me dijo: ¿qué estás, enamorado?...




Volveré Danielita blaqui-roja, "escuelera" hambrienta, apurada y despeinada, enamorada sin saberlo del niño del zapato y el borador, volveré a seguir con este invento, con esta terapia, con este grito, con este intento...



7 comentarios:

Anónimo dijo...

Estaba esperando que la historia de la escuela siga, que bueno que sigue. Suerte!!!

martin romaña dijo...

Las historias siempre siguen, ojalá siempre haya quien las cuente, a pesar de todo... Saludos, bienvenidx

Anónimo dijo...

Haces que sea muy fácil imaginar las escenas que presentas. Muy bueno!

martin romaña dijo...

anónimo: Gracias, es agradable leer lo que escribes.. Saludos

Mar y ella dijo...

Una historia que esbozo una sonruisa en mi cara....un gusto leerte..


Mariella

Adriana dijo...

Todos guardamos borradores, canciones no dedicadas, tanta cosa guardada.
Revisando los comentarios de hace meses que no había publicado en mi blog, llegué acá, muy chévere. Te sigo.

Saludos

martin romaña dijo...

Mar y ella, muchas gracias por tus palabras, el gusto es mio, por saberte por aqui. Adriana, que gusto, bienvenida, y que bueno que hayas revisado esas cosas guardadas... Saludos