Llegará el día

... Solo por la leve sospecha, por la melancólica, nostálgica, absurda e invencible esperanza de que despiertes un día, y decidas adornar mis letras con la magia de tu triste mirada...
Solo por eso, solo para eso, como todo, como siempre, estoy aquí...

martes, 12 de agosto de 2014






Pasaba por aquí, Danielita ausente, porque ayer recordé cuánto tiempo había dejado huérfano de mis letras a este inmutable blanco de la pantalla, porque ayer soñé con tu mirada, porque ayer pensé que quizá, por milagro de alguno de los dioses en los que cree la gente ibas a pasar por aquí. Solo por eso Danielita niña, solo por eso Danielita dormilona.

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Pronto vuelvo a dejar un poco de mi alma por acá, que lo que estaba escribiendo dese hac mucho tiempo, creo que ya está listo, digo, de alguna manera, publicable, no como todo lo demás que he dejado, un poco como terapia, por aquí

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jueves, 21 de marzo de 2013


 Vuelvo a regar por acá las letras que van acumulándose en el río que contiene mi garganta dique. Como buen tauro, dicen, es la parte más débil... No se cuándo nació lo que sigue, pero si se que va mucho tiempo esperando por ser publicado. Acá está. Salud!

Continuación y continuará...


... Hace algunos años, días más días menos, Danielita, una noche de jueves, que empezaba a vestirse de viernes, fue la primera vez que me miraste según yo. Ahora, pretendo enfrentarme a esta hoja en blanco, para recordar y luego, tratar de olvidar ese día, no porque no lo quiera conmigo, sino porque creo que necesito hacerlo. No porque me hayan convencido que olvidar es el camino, sin porque me he convencido que hacerlo evitará que sientas un dolor, por pequeño que sea.

Debe haber empezado antes, ahora lo se, mucho antes quizá y yo ni cuenta, o un poco antes y yo, ni cuenta. Fue 31 de julio, debió ser jueves otra vez, cuando tus ojos se cerraron para mi, tal vez todo empezó antes y yo ni lo noté; quizá era yo el que no tenía los ojos bien abiertos entonces... Cuando esto sucedió, cuando ese jueves 31 contaba las primeras horas de la mañana, y decidiste. como quien decide morirse, desaparecer para mi,  no creí que duraría tanto tiempo, ni que, como parece ser, mi vida cambiaría de manera tan importante, como si en pago a los años desbordantes de alegrías que me dió la vida contigo a mi lado, debiera, por algún trato en el que no tuve la precaución de leer con atención las letras chiquitas, la tristeza. Yo mismo asumía para la vida, una entrega, un intercambio, una etapa de dolor por pago de la etapa "buena"...

No asumí, y a veces parece que aun no asumo en verdad, todo lo que significaba dejar que tus ojos se cerraran en ese día, o puede ser que, como dije antes, no creia que era cierto, como si imaginara que todo se trataba de un mal chiste, de un mal sueño, de un mal día... "no te vayas, que este mal rato pasará" cantaba en silencio mientras intentaba que no colgaras el teléfono conmigo del otro lado, mientras intentaba que no sueltes mi mano en el aire mientras volábamos, "ya pasará" me mentía cantando, "todo volverá a la normalidad" insistía sin creer lo contrario; "déjalo así" me mataba creyendo que en unos días tus ojitos mios (no se desde cuando ya no eran mios) volverían a mirarme, como debía ser, como la vida me tenía prometido, como mi destino me ofrecía, como mis sueños lo confirmaban...



Pero sucedió: Cada pregunta, cada letra iba desenrollando el infierno que el jueves guardaba para mi, cada palabra tuya danielita confundida, cada decisión tuya danielita no danielamia seguía andando lejos de mi, seguía construyendo esa pared amarga que empujaba tus párpados hasta cerrarlos, lapidarios, para mi. Qué pasa, te miraba mientras dentro de mis ojos el aguacero empezaba a formarse. Qué pasa, me callaba cada vez que el frío de tus respuestas ponían una piedra más en el muro, Qué pasa, sollozaba resignado para adentro y orgullosos hacia afuera, cuando comparaba el fuego de tus miradas entonces con los rescoldos que recibía, Qué pasa, qué pasa, qué pasa, me acosaba al tratar de despertar de la pesadilla.

Lo que pasaba era que cerrabas los ojitos para mi, y desde ese día estabas decidida, o la vida estaba decidida a utilizarte en su plan para darme una lección y tu lo sabías danielita mia ingenua, no sabías que la vida te usaba en mi contra, no sabías que todo era parte de un plan para que yo, eterno soberbio, aprendiera que el mundo no gira al rededor de mis gustos y deseos y que la vida me considera un ser humano como millones, nada especial, nada diferente, nada, ni un milímetro, nada. Nada y vacío, nada y silencio, nada y nada.



Entrañablemente

Intentando entrar en ti y, ya sabes,
quedarme en tus ojos cerrados
He vuelto a lanzarme al vacío
como las aves adolescentes

Ya se, la caída es 

Amor amada, ámame amándote
No pretendas que mis ojos
que mis manos y mi ausente
y entrañable sonrisa

No desees que la música
y que el cuento y la palabra
del abandono, me abandonen
No que el camino andado se desande

Ni que la luz, la risa y los colores
ni las marquitas y huesitos
ni las noches, despertares, y calores
desvanézcanse como niebla, no sin aferrarse 
al salir el sol, al llorar la lluvia


Fue como un sueño, mi vida a veces es como un sueño, nada especial, nada diferente al del resto de mortales, pero siento que en muchos momentos de la misma pude haber cambiado el camino elegido, y que no lo hice, no siempre seguro de tener un motivo importante para ello, no siempre seguro de que seguir caminando el mismo camino es lo mejor para mi, no siempre seguro de que cambiar estaría mal. Miedo, quizá es una palabra que debería mirar con más respeto, el miedo creo, ha estado presente en todas mis decisiones o mejor dicho, en todas las ocasiones que no decidí. Hoy comprendo que debí decidir muchas cosas (de las que hablaremos más adelenta, cuando se me ocurra) y que no debí permitir que la decisión me llegara con la fuerza, porque la vida aplastó, porque el destino obligó, porque la suerte empujó...

... Empezaba contandote cuando me miraste por primera vez según mis endebles recuerdos de niñez, Se que era diciembre porque hacía frío (desde entonces prefiero el frío al calor) y porque andábamos en los días de clases en los que la escuela se pone muy flexible con los horarios y las asistencias de los niños.

Exactamente fue así: Tu ayudabas a vender lo que vendían tus padres, y a mi me mandaron comprar lo que vendías tu, ayudando a tus padres. Estabas cautiva, como un pajarito en jaula, de esos que mejor vuelan sin límites, llevabas un lapiz en la mano derecha, esa manito que tanto acarició mis tristezas después y en mala posición escribías algo que debe haber sido un deber para presentarlo el viernes. Yo, siempre de la calle, empecé nervioso, solo con mirarte igual que otras veces y por primera vez sintiendo tu mirada mientras yo balbuceaba mi pedido.

Te lo he dicho antes, en ese momento tu estabas enamorada de mi, y yo, claro, que para eso había nacido, estaba enamorado de ti, tu no lo sabías, yo lo sabía muy bien pues había vivido más. Yo sabía tu camino diario, pero no sabía desde que paraiso empezaba tu andar, tu no sabías nada, o lo sabías y fingías indiferencia para que yo no me crea mucho; yo buscaba tus pasos cada mañana y hacía coincidir mi camino con el tuyo pues tu escuela quedaba cerca de mi casa, y mi escuela quedaba cerca de tu escuela. Yo asumía el riesgo, siempre por amor, de llegar atrasado, no importaba mucho, el castigo no pasaba de trotar un poco o de hacer unas cuantas flexiones de pecho o los conocidos sapitos (los ridículos rezagos militares en la escuela pública), pero a cambio, llegaba a "lucharyestudiar" con tus ojitos metidos en mi mirada y así permanecía, enamorándome de todo, pues todo tenía tu mirada. Así hasta regresar a mi casa (a la salida nunca te encontraba en el camino) y esperar a que el siguiente día me depare lo mismo, siempre lo mismo, feliz con lo mismo, sin sobresaltos, sin sorpresas, sin riesgos...

 Ya volveremos por ese tiempo en el que nos bastaba con poco: amigos, juegos, escuela, familia. Y espero que al volver a caminarlo y contártelo, Danielita olvidadiza, el camino no me lleve por recuerdos dolorosos, diferentes, de otro tiempo, como acaba de suceder en las letras que terminan acá Danielita niña adolescente mujer, siempre mia, como tuyo yo, siempre niño, siempre adolescente, nunca adulto, aunque llegue a moribundo...

martes, 13 de diciembre de 2011

Han pasado como seis meses, algo más, algo menos, desde la última vez que estuve por aquí, dejando un poco de lo que el alma quería, aunque quizá, no lo quería del todo, en fin, he vuelto, y como no me gusta parecer anunciador de acontecimientos magnos, solo he venido a decir que he vuelto...
No se, sentía que ya podía hacerlo, sentí que de alguna manera estaba preparado para escribir de nuevo. Simplemente sentí que estaba bien hacerlo.



Danielita solo no está. No hay mucha explicación para ello, es igual de simple que lo anterior: ella no está más y yo he vuelto para escribir algo, sin saber muy bien, qué escribir, pues ella ya no está.

Por causa de las razones citadas, solamente dejaré aquí lo siguiente:

Alzaste vuelo, de ojos cerrados, enfermaste cruel y nunca, medicina alguna, ni alguna cura consiguió traerte de vuelta conmigo, tal como el destino había jurado. Solo no fue, solo estaba equivocado, el destino falló, y la vida demostró quien tiene la palabra final.

Intenté curarte, intenté ayudarme, ayudándote a volver, intenté odiarte por volar sin mis alas, intenté amarte, a pesar de tu ausencia, intenté ayudarte, callando el océano de mi alma,  que volaras sin mi, sin retenerte, pero nada. Nada ayudó a que volvieras, a lo mejor porque retenerte era lo único que esperaba.

El tiempo, como todas las voces anuncian, en su sabiduría inclemente, hizo lo demás: te fuiste, nos quedamos sin nosotros, y la vida, sin mirar atrás, continuó dando sus pasitos, tal vez admirando tu volar de golondrina, y tal vez, adivinando mi agonía de fuego como fenix.

Que tu vuelo blancoynegro, adorne el cielo limpio, pues ya no es exclusivo de mis ojos, aunque mi alma, en noches de esas, oscuras y saladas, pretenda revivir contigo, los días y los años anteriores a tu huida, como si una pesadilla hubiera aparecido usurpando el lugar de la verdad.

Las cenizas y el viento se han ido, el amor y algún dolor burlan la anunciada muerte , y la vida, claro, solo avanza, ahora también de mi mano.


Supongo que le hace falta unos retoques, incluso puede seer que deba suprimir su existencia, no lo se. Solo lo dije y lo publico ahora, como podía haberlo hecho hace un tiempo...

sábado, 11 de junio de 2011

Continuación de algún capítulo

De sueños, dormido y despierto


Lo último que recuerdo es haber besado tu cuello desde atrás, y tu sonrisa entreabierta, y tus manos buscando mi cabeza para acariciar, lo que recuerdo de mi sueño es tu sonrisa otra vez, tu suave sonrisa de niña, y esa forma mágica de volverte chinita por segundos y esa marquita en tu nariz, y ese lunar en tu labio inferior, hacia el lado derecho... Lo recuerdo como si pudiera cantarlo al cerrar mis ojos, aún me tiemblan las manos, aún mi voz pretende esconderse del temblor que produjo tu imagen. No se si me desperté feliz o angustiado, pensando que te pudo pasar algo y que el sueño vino a advertírmelo, o si me desperté triste y resignado otra vez, a mirarte dormida, solo dormida, solo de ojos cerrados a la vida; si es eso, podría explicar lo mojada que sentía mi almohada, sino, pues puede haber sido mi sudor, siempre listo a auxiliarme de las noches cálidas.

Estaba contándote de ese día en que me miraste sonriendo, y que yo no sabía si te burlabas de mi patética "pose" (agachado amarrando un cordón que yacía evidentemente amarrado) o si sentiste el amor que desde el fondo de tu alma te gritaba "sonríe"... En fin, lo importante era, y en todo un capítulo anterior intenté decírtelo, pero ya sabes, nunca fui bueno para hablar directo, siempre anduve con rodeos, siempre quería adornarte las palabras para que las escuches llenas de luz, y así me pasé todo el capítulo III intentando contarte el huracán, la tormenta de sensaciones que dejaron en mis ojos tu mirada niña, espero haberlo logrado al final, pues este capítulo pretende continuar con la historia sin detenerse demasiado en detalles pasados... Decía pues que lo importante era que entiendas cuánto cambió el mundo para mi desde ese tiempo, que ya no puedo hablar solo de un día, pues la suma de días que me llevaban de la mano por este nuevo rumbo del que te hablaré, hace imposible que yo reduzca todo a un solo día, a un solo momento... 

Nuestros momentos "juntos" seguían sucediéndose, continuaba la vida regalándome migajas de tu amor, siguió la vida jugando un poco con mi poca paciencia y desesperación por sentirte mia como yo sabía que eras, y como yo quería que lo supieras, para que dejes de ser la niña más linda del mundo que me amaba como nadie pero que aun no lo sabía.

Nuestra historia Danielita mía, tiene mucho de eso, mucho de sueños soñados en días de ojos abiertos, por ejemplo recuerdo el día que, después de varios años del encuentro en el que amarraba inútilmente mi zapato, apareciste tu, con tu amiga D., mi novia de ese momento, lo recuerdas amor?, recuerdas cuantas veces sentiste rabia por cómo te miraba mi descaro?, y cuántas veces volvías a buscar mis ojos, aunque sea para volver a sentir rabia?, recuerdas las veces que mirándote sonreía?, o las veces que soneía al adivinarte mirándome?

Te contaba, mucho tiempo atrás sobre la vez que me miraste y me dejaste como desnudo en plena calle, agachado, en cuclillas sosteniendo el cordón del zapato equivocado. y vuelvo a ese detalle solo pare hablar de los detalles que fueron haciendo mágica y única (¿acaso hay una relación que no sea única?) nuestros días juntos, las cosas que nos hicieron tener nua relación que yo me enorgullecía de llamar diferente, y de las cosas que me hacían, con un alta dosis de egocentrismo, peensar que amor, lo que se llama amor o lo que debe llamarse amor era únicamente lo que tu sentías por mi y lo que yo sentía por ti, y claro, mucho de eso debe haber ayudado a que yo no pensara nunca en la posibilidad de que esto que nos unía llegue a terminar.

Es que Danielita bella, o bella durmiente, Daniela que no despiertas, es que, decía, esto no debía terminar, esto debía erguirse luego de muchos años y gritar al mundo que si era posible, debía permitir que el amor infle su pecho, cursi y orgulloso para proclamar a los cuatro vientos que es real, que si existe, en vez de dejarme con esta certeza de lo contrario.

Pocos días después del bochornoso momento del zapato desamarrado y de tu mirada casi piadosa, como si hubieras notado la verguenza que me vestia, sucedió que me hablaste. eso debía ser el fin del mundo, nadie nunca ha merecido una alegría mayor ni sentirla como un chirlazo inmenso, interminable. No importa que tus palabras hayan venido vestidas de desdén, no importa que tu pregunta haya parecido poco amorosa (luego aprenderíamos a darles tono de amor a todas las palabras, incluso a las que parecen groseras), no importa decía lo que parecieron esas palabras, más que nada porque la mirada tuya se mantuvo dentro de mis ojos durante el tiempo que me hablaste. "¿por qué me sigues?" dijiste, y escondías los agradecimientos por la compañía, por la guardianía, por luchar contra todos los enemigos con tal de dejarte sana y salva en la escuela, siempre casi atrasada, pero sana y salva, por qué me sigues, le voy a avisar a mi papá... Y yo, aplastado por el amor, inmóvil y enamorado de tus ojitos, estatua a punto de explotar de tanta dicha, no dije nada, ensayé una sonrisa casi de súplica, no se si pidiendo dejar la vida ahí mismo o rogando que el tiempo se detenga. recibí como respuesta nua mueca, que para mi fue una media sonrisa completamente de amor, por supuesto, no podía ser otra cosa mi Danielita sonriente y no resistí más, bajé la mirada, me llené de suelo, como para sentir que lo de volar era solo una sensación, y temblaba al volver la vista hacia tus ojitos que estarían esperando para seguirme diciendo amores... No pasó eso, en realidad habias reanudado tu marcha diaria dejando la estela del amor por mi, representado en ese entonces en la forma de un borrador "de queso" sucio y pequeño que seguramente llevabas guardado en el mini blsillo de tu falda y al sacar dinero (siempre buscando qué comer) lo dejaste caer, con la absoluta intención de que yo lo recogiera y tuviera un pretexto para buscarte, siempre.

No se qué pasó con ese borrador, creo que no te lo entregué, siempre reuní fetiches sentimentales y a lo mejor aun lo tengo por ahí, escondido del tiempo y de la vida. Tengo en mente la imagen de ese niño, agarrado el borrador en clase, sin querer yusarlo para nada, sin querer guardarlo en ninguna parte que no sea su mano derecha, sin querer nada más que llegar a su casa y guardarlo. ese niño que mira y mira el borrador, queriendo encontrar alguna clave, algún mapa, alguna pista de cómo hacer, de qué hacer para estar contigo Danielita esquiva. Me gané nu par de llamados de atención por distraido, con dosis extras de risas cuando mi profesora, quizá ignorante de que tenía poderes para ver "más allá de lo evidente" me dijo: ¿qué estás, enamorado?...




Volveré Danielita blaqui-roja, "escuelera" hambrienta, apurada y despeinada, enamorada sin saberlo del niño del zapato y el borador, volveré a seguir con este invento, con esta terapia, con este grito, con este intento...



miércoles, 8 de junio de 2011

Volver

No cerraré mis ojos


Evidentemente es necesario detenerse un día, y mirarse hacia adentro, recorrer todos los caminos del país interior, pisar y andar, detenerse y desandar, volver a empezar, como quien recorre un mundo desconocido y no teme perderse porque donde se encuentre estará, más o menos, extraviado. Y hay que mirar, incluso con ojos cerrados lo que uno lleva, lo que uno carga a veces, lo que a uno le hace bien y sobre todo, lo que a uno le hace mal.


Caminas y casi no tienes tiempo de pensarlo, solo lo sientes, no lo analizas, solo lo sientes, y en momentos, solo duele. No sabes qué, no sabes dónde, solo duele. Y esos segundos se convierten en horas, en días, en semanas, en meses, y en algunos casos, llegan a ser años. No digo, ni mentir así me está permitido, que todo este tiempo ha sido así, horrible, no digo que he vivido un infierno, ni que la muerte hubiera sido mejor, hubo momentos feos, unos pocos bastante más desagradables de lo que uno hubiera imaginado, eso si es verdad, pero en términos generales, la supervivencia ha sido de crecimiento.


¿Ves, Danielita?, qué fácil es hablar como un señor, qué sencillo resulta (no quiere decir que lo haga bien) imaginar que estás dando consejos y solo hablar, ¿si lo puedes notar, ahí con tus ojitos cerrados parasiempremente? … ¿Crees que, a estas alturas, deba continuar mi conversación con el espejo que me exige más?...


Mi interior continúa  esperando algo de ella, es verdad, pero creo que eso solo se manifiesta desde mi interior y de maneras un poco bizarras, bastante extrañas, difíciles de descifrar, como cuando la sueño: Ella no está conmigo, no es mía, no me quiere, ni me mira en el sueño, pero en el sueño creo que me ama como siempre, en el sueño ella cree que le hice daño y por eso ni me mira, pero en el sueño me ama sin saberlo y la amo sin poder decirlo, a veces me duele el sueño, a veces me alegra, como el día que yo la miraba sin que ella lo supiera, y frente a su espejo, ese lindo espejo de su cuarto, repetía mi nombre: Martín, decía, Martín regresa, Martín abrázame que necesito sentir tu abrazo, y yo que lo miraba todo, odiaba al mundo y sus tramposos mecanismos, pues no podía, no paraba de gritarle desde fuera de mi sueño que la amo, que la abrazo, pero desde dentro del sueño, nada. Solo miraba... Decía que las formas en que mi interior me recuerdan que aun esperan algo de ella se visten de las formas más extrañas, no son solo los sueños, o sea, algunos sueños, también me sucede cuando estoy sentado o parado en un bus, de pronto mi mirada se fija en la ventana, poco a poco la música de mis audífonos (no se qué haría sin eso) me toma la mano y me saca del bus, estoy en la calle y temo encontrarla, ansío encontrarla, deseo mirarla, por supuesto aun cuando no me mire a mi, y me decepciono cuando mi trayecto empieza a indicarme que agoniza pues así agonizan mis ganas, mis miedos. ¿me gusta sentir miedo?, ese miedo me encanta. Es como si yo mismo me hubiera convencido de que nunca la conocí y estuviera a punto de conocerla, sabiendo exactamente que es como yo quiero que sea.


¿Suena bobo, Danieltita, Daniela mia?, puede ser, pero si quiero que comprendas que a veces actúo como un completo animal justamente por todas las locuras que la vida pone en mi camino, no quiero lavarme las manos y decir que nada es mi culpa, mi error, solo quiero que me mires. Mírame otra vez, mírame a ver si nuestros ojos ya no se quieren mirar de nuevo, así a lo mejor ni tu sufres (desde ese silencio, desde esa ausencia incomprensible, desde ese abandono silencioso) pensando que a mi me duele, ni yo sufro (desde mi convencimiento de que el amor a primera vista es el mismo amor de toda la vida, el único, el mejor) al reconocer que me he equivocado.


Después de tanto tiempo en que he abandonado esta, no se si costumbre, de dejarte letras juntas como nubes serenas que sin embargo saben que podrían generar tormentas dignas de tomarse en cuenta si así lo decidieran, creo que vale la pena recordar algunas cosas que han sucedido, incluido algo que me hizo alejarme de aquí. Pues bien, y tómalo como una disculpa, la primera razón fue que decidí, o creí hacerlo, olvidarme de todo, me engañé con la decisión de dejarte dormir así, indiferente a mi, tu haciendo como que yo no existo, como que nunca existí, cerrada de ojos y yo concenciéndome que lo mejor era dejar las cosas así.


Por fuera, la parte más superficial está muy bien, casi feliz, por momentos muy feliz, un poco confundido cuando pienso en ti y en tu decisión, más que nada porque aun no lo creo, aun se me hace difícil creer que lo nuestro haya terminado de una forma tan loca: tu cerraste los ojitos para mi y yo no pude hacer que los abrieras de nuevo. y por dento Danielita prfunda, por dentro ese miedo a dejar de amarte, junto a esa decisión de nunca dejar de amarte.

Nunca cerraría mis ojos para ti porque no quisiera que sientas el dolor que he sentido al mirar los tuyos cerrados para mi.

sábado, 26 de marzo de 2011

...

Creo que estoy volviendo...

Abrazo a todxs... Pronto volveré del todo...

jueves, 5 de noviembre de 2009

Y llegó "mi hora"

Daniela, ¿es verdad?


He huido demasiado de tus ojos
Evitando encontrarme tu mirada
Yo te se, te reconozco
siempre supe que vendrías

Puedo hacerlo, y tal vez me ayude:
Cerrar los ojos infinitamente,
desaparecerte al no mirarte,
y seguir viviendo la mentira

Mi hora, que no es igual a la de ella
te presentas madrugando, decidida,
impaciente, casi arrepentida:
"Si no es hoy, quizá no sea"

Mi hora, te apoderas de mis letras
y declaras, sin miedo, el adiós de ella
Yo se que antes, mi deber era,
cortar el aire en la garganta de mi fe

Pero no fui fuerte, fue imposible
mirarla era, como siempre fue,
sentir la vida de la vida en mi vida.
No lo quise hacer, no lo quiero hacer.

Tu que estás presente ahora
y que tienes en tu ser lo que no quiero y niego
reconocerte debo y con dolor lo hago
Te se, te reconozco, vienes a darme lo que eres.
Tu nombre es verdad: ¡Ha muerto ella!...