Llegará el día

... Solo por la leve sospecha, por la melancólica, nostálgica, absurda e invencible esperanza de que despiertes un día, y decidas adornar mis letras con la magia de tu triste mirada...
Solo por eso, solo para eso, como todo, como siempre, estoy aquí...

lunes, 4 de mayo de 2009

capítulo II





Blanco y rojo

Tu no sabías, todavía, Daniela mía, que me amabas, y la verdad creo que ni de lejos lo sospechabas, a juzgar por tu respuesta, esta que ahora, ya muy tarde creo, reclamo, ese "Cállate imbécil" que tus ojitos lindos dejaron salir, aunque tu boca permaneció inmóvil y silenciosa, y aunque detrás de esas palabras, había otras que tu no podías ocultar, como si pudiste ocultar, retener y ahogar lo que tu garganta luchaba por expulsar: "hola", solo era eso, es verdad, pero nos hubiera ahorrado tanto... 

En fin, continuo... Estaba contando que un día entré casi sin saber lo que me esperaba, a una tienda, almacén, como gusten, en el que tus papis, Danielita mía, eran dueños, y tu, tan educadita y "de casa" como eras, atendías, vendías, atraías a un sin fin de mocosos como yo, que lo que en realidad queríamos era mirar tus ojos y adivinar lo que no decías, porque eso si, nunca una muestra de interés, nunca una sonrisa, a menos que alguien termine en el suelo de repente, nunca a menos que fuera una carcajada descarada, como de niño, y bueno, no me quejo, debe haber sido porque eras una niña, mi niña, niña de este niño que creía ser adulto. ¿O siempre fui así de adulto y no lo sabía, aunque lo sentía?. No se, bueno, lo cierto es que ni yo era el único que pretendía mirarte por dentro alguna vez, ni tu eras "mujer" de coqueteos, al menos no los que uno espera, ni tus padres hubieran visto con buenos ojos mi locura, más bien en mi hubieran visto la ocasión de convertirse en verdaderos Capuleto, dando por hecho que yo era un Montesco, ni mi forma boba de actuar en cuestión de mujeres era la apropiada para lograr, por el momento algo más que un "cállate imbécil", y por último, ni yo pedía más, o sea, era feliz así, con eso, con esa mirada tuya Danielita brava, como si me odiaras.. Pobrecita linda, no sabías que ya me amabas.

Ahora que lo pienso, tengo una duda: La idea que tenemos del amor, así como es, de donde nos viene?, ¿qué me hace a mi niño, querer determinadas cosas de una niña?¿que hace que ciertos rasgos físicos y no-físicos me signifiquen algo más?, ¿qué, en definitiva, hizo esa vez, que yo quisiera volver a verme dentro de tus ojitos Danielita?. Y luego, ¿porqué pensamos que el amor, debe ser de determinada forma?, ¿porqué exigimos tanto?, ¿porque pretendemos que otra persona nos ame como nosotros creemos que debe amarnos?, y ¿porqué, si es que nos exigieran lo mismo, pensaríamos que no es justo?...

El día que te miré y me miraste llena de amor aunque no lo sabías, yo regresé a mi casa, con la media de lark, quince panes, una libra de azúcar para el café y el desayuno del siguiente día, y con una emoción bastante parecida a la que sentí cuando la "Pepita Q" me dijo que yo era un niño lindo, por allá cuando yo tenía unos ocho años y ella unos catorce. Más claro, yo pensaba que nada ni nadie iba a poder interponerse entre Pepita Q y mi amor inmenso, y que con solo el pasar de años, ella, Pepita Q y yo nos casaríamos (porque claro, el matrimonio es la finalidad del amor, así aprendí y como parecía un sacrificio de esos que los héroes hacen por amor, yo lo haría, solo por Pepita Q...), pero ese día, sentí que Pepita Q y todas sus palabras, que tampoco fueron más que las que quedan dichas, se deshacían, se derretían, desaparecían paso a paso, y mi casa empezaba a mirarse a lo lejos, y Pepita Q, era ya, después de tres cuadras, un lejano recuerdo de mi inmadura existencia infantil, porque les recuerdo que yo era todo un hombre de trece años, y por mis manos, habían pasado ya muchas mujeres, y todas desnudas y todas mías, solo mías. 

En la escuela, las "porno" eran como un tesoro, cuando alguien, uno de nosotros: el 4to A, o el 5to A, o peor, el 6to A ( o sea, ya dueños de la escuela) llegaba con una de esas enciclopedias del sexo (no me imagino todo lo que debió haber hecho para poder llevarla a la escuela y convertirse en héroe de todos por ese día), cuando alguien llegaba con una de esas "cosas", el rumor empezaba a regarse incontenible, y la emoción en los ojos de todos los amigos-compañeros me daba la medida de que tan "buena" estaba esta nueva revista, y claro, solo había que hacer unas pocas gestiones, menos burocráticas de lo que suena, (no siempre era un servicio gratuito) para que esas mujeres llegaran a mis manos, y mi mente se llenara de esas imágenes violentas. 

Claro, eso lo digo ahora, porque mucho puedo entenderme ahora. En ese tiempo, era la gloria, y mirar esas fotos (que bueno que casi no pude ver videos en ese tiempo) me llenaban de una emoción más que adictiva, mi estómago como apretado gratamente, mis manos temblorosas, mi incipiente sexualidad, aunque mi cerebro no interpretaba muy bien lo que significaba esas prematuras durezas automáticas, todo era mágico, pero lo reconozco, todo deformaba una idea, quiero decir, nunca esas imágenes tuvieron algo que ver con el amor, en ese tiempo, ahora lo se, se dividieron en mi cabeza las mujeres: Las que hacían eso y las demás, en las demás estaba mi mamá, mis hermanas y mi Danielita mía, solo mía...

Llegué al punto de las revistas, no por puro gusto, sino porque creo que algo de lo que me sucedió luego, tiene que ver con esas ideas que se instalaron en mi cabeza, no solo respecto al sexo, sino a las mujeres. Decía que el amor, en mi cabeza y a esa edad, nada tenía que ver con el sexo, o sea, las mujeres que hacen eso, no pueden ser amadas por mi, y más grave aun, el sexo nacía en mi cabeza desprovisto de amor, huérfano de ternura, sin suavidad, sin ingenuidad. El sexo era como para decir "toma esto!, y esto!, y esto!"... No podía ser algo que llene mi mirada al mirar sus ojos llenándose de mis ojos.

No me convertí en un Camargo cualquiera, no pasa nada, solo explico lo que pensaba en esos años, cuando yo tenía unos trece años y las mujeres que hacían eso no podían ser amadas, porque simplemente había dos tipos de mujeres, las buenas y las malas. Las buenas se pueden amar y querer, las malas son las que están en esas fotos. Siento algo de vergüenza, porque a pesar de declararme siempre muy ateo y poco respetuosos de las "enseñanzas" de la "santa madre iglesia", veo que en mi cabeza de niño (y no se cuanto exista aun) me había aprendido la lección. En resumen, el sexo era malo, o al menos no era bueno, o no era lindo, no era bonito, no podía ser mágico, ni mágicamente tierno y bonito. Mi cabeza estaba mal, y yo era un buen alumno... 

Mi cabeza, se llenó de fantasmas desde muy temprano. No quiero decir fantasmas fantasmas, sino, de ideas erradas, prejuicios torpes, taras mentales como dice una amiga con mucha razón, y cuando deseché a los fantasmas de los demás niños, me llené de otros, que creo, a juzgar por muchos resultados, resultaron peores... Nunca creí en cucos, ni fantasmas, pero de verdad, yo era de esos niños que podían estar a oscuras en cualquier parte y escuchar cosas raras sin ningún problema ni trauma posterior, no creí en papá noel, no creí en dios, es más, en la escuela era algo así como un anticristo pata algunos curuchupas maestros que no podían evitar que les hiciera ciertas preguntas incómodas, no solo a ellos, que al final, ya tenían su "fe" formada, sino a mis compañeros que la estaban recién formando.

Sobra decir que eso me trajo algunos problemitas con el director de la escuela, que sin embargo, y le agradezco hasta ahora (gracias señor Jácome) no me impidió dudar del dios de todos por obligación, solo me pidió que respetara lo que creían en otras casas. "Pero señor Jácome, no existe!, es mentira, la bilbia la escribió un ser humano y los humanos mienten y solo quieren pata, como los curas"... El señor Jácome me dijo que si, pero que deje que los otros tengan la fe que quieran, no se si lo entendí o solo preferí dejarlo así, para no tener problemas, pero sirvió...  ¿Que me diría el señor Jácome ahora?, el sigue siendo profesor, y mi poca fe en ese dios solo ha crecido... 

¿Qué tiene que ver esto contigo, Danielita mía, niña aun en ese tiempo?, buena pregunta, déjame ver, te lo explico, pero antes entérate que tu eras mi sueño de niño, que tu uniforme de falda blanca y medias blancas y camisa blanca, de chaleco rojo e incómodo y saco rojo, tu uniforme de zapatos blanqui-rojos, entérate que ese uniforme y tu caminar me sacaron de la cabeza a la ingrata Pepita Q, que solo me dijo una vez años atrás, que yo era lindo y que no calculó cuanto significaron esas palabras para mi, fuiste tu mi niña malcriada y brava, tu la que me hizo sentir que el amor era un fantasma en el que valía la pena creer, aunque 
ese si asustara... 

2 comentarios:

Venus dijo...

no has pensado en escribir una novela? yo la compraría! Y eso que soy una lectora ávida y de gustos remilgados!

martin romaña dijo...

Muchas gracias, de verdad... y supongo que luego de que termine esta etapa de ojos cerrados en mis días, intentaré gritar todo esto, tal como siento que debo hacerlo...